Las organizaciones sociales creemos que es posible pensar y construir un modelo de desarrollo distinto para la Argentina. Un modelo sustentable, atento a la diversidad geográfica, económica y cultural de nuestro país, que considere a las familias campesinas y aborígenes que habitan nuestras zonas rurales y que sea discutido participativamente.

Para ello es indispensable que seamos ciudadanos informados, capaces de levantar propuestas y de exigir al Estado políticas que aseguren el respeto a los derechos de todas y todos los argentinos.

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lunes, 3 de septiembre de 2007

Testimonios en El Colorado - Formosa: "NOS SIGUEN ENVENENANDO"


Alrededor de 40 personas, entre productores, docentes, estudiantes y comunicadores participaron, el pasado viernes 24 de agosto, de la presentación de la campaña “Soja para hoy, hambre para mañana”, la localidad de El Colorado, provincia de Formosa.

Luego de la presentación del documental “Hambre de Soja”, Carlos Chiarulli , del Instituto de Cultura Popular (Incupo), expuso sobre las consecuencias de la “sojización” en la Argentina: “Un modelo de producción que si bien genera ingresos al país, tiene un costo social y ambiental muy elevado: en una década este modelo provocó el quiebre de 160 mil establecimientos agropecuarios. Mientras el negocio crece, crece también el uso a gran escala de agrotóxicos que envenenan nuestras aguas, erosionan nuestros suelos y contaminan el aire”.



Luego, Cándida Fernández y Eugenia, campesinas de la cercana colonia Loma Senés, contaron su experiencia de lucha en contra de la fumigación con herbicidas en campos sembrados con soja, lindantes con sus chacras y viviendas, ocurrida en el año 83:

“Al glifosato lo mezclaron con otros venenos más tóxicos, eso fue lo que tiraron aquella vez. Esa nube tóxica quemó nuestras plantas, y afectó la salud de toda mi familia: nos salieron ronchas coloradas y fuertes picazones. Denunciamos al Ministerio pero no hicieron nada. El ingeniero Castellán fue el único que se jugó y corroboró que las plantas habían sido quemadas por el glifosato. Después una jueza prohibió la fumigación. Pero nadie nos pagó el daño que nos causaron”.
El relato de las mujeres campesinas fue más conmovedor aún cuando explicaron que esta situación se sigue repitiendo en la zona: “Los empresarios siguen sembrando soja, y siguen envenenando con sus fumigaciones sin respetar nada. La semana pasada, en la escuela donde trabajo, varios chicos sufrieron daños en la piel…Y ocurrió luego de que el famoso “mosquito” (máquina fumigadora), eche veneno en el campo que está a 60 metros de la escuela”.

El relato de las mujeres campesinas abrió el debate sobre las posibles alternativas frente a este modelo que avanza en forma acelerada.

Campesinos, educadores y técnicos coincidieron en varias propuestas: “Volver a poblar nuestros campos y recuperar la soberanía de nuestros recursos naturales”, “Construir participativamente una política de distribución de la riqueza equitativa y en función de un modelo de desarrollo más diverso”.